Un 56% de los catalanes apuesta por bajar el impuesto de sucesiones, según una encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat, e incluso la mayoría de votantes de partidos de izquierdas también creen que es demasiado alto.
Un 37% de los votantes de la CUP defienden bajarlo -el 36 subirlo-, un 41% de los Comunes optan por bajarlo, un 53% de los del PSC, un 58% de los de ERC, un 65% de los de JxCat y el PP, un 76% de los de Cs y un 78% de los de Vox.
El 51% de los jóvenes de entre dieciséis y veinticuatro años quieren bajar el impuesto (el 12% subirlo y el 30% mantenerlo como está) y el porcentaje se amplía en las franjas de edad mayores hasta el 57% de la gente de más de sesenta y cinco años.
El Govern reintrodujo esta figura impositiva en plena pandemia cuando aprobó los Presupuestos de 2020 gracias al acuerdo que el Govern de Quim Torra logró con los Comunes. En Madrid, en cambio, para parientes de primer grado existe una bonificación del 99% desde el año 2006.
En Cataluña ya se produjo una primera modificación del impuesto en 2014, y los hijos pasaron de tener una bonificación del 99%, por el mero hecho de ser hijos, a una bonificación variable que oscilaba entre el 99% y el 20%.
Pero en 2020 esta bonificación pasó a ser del 60% en el mejor de los casos e inexistente en el peor. Esto significa que los tipos marginales máximos para hijos pueden alcanzar el 32% o hasta el 38,4% en función del patrimonio que tenga el descendiente.